viernes, 5 de febrero de 2016

Tramo Tercero: Lieres, Estación de La Collada



Tramo Tercero: Lieres, Estación de La Collada.


Se trata de un tramo de diez kilómetros donde se encuentran alguno de los mejores vestigios del Ferrocarril de Lieres, en especial en lo que se refiere a puentes, tajeas y túneles. La buena conservación del trazado del ferrocarril y sus obras de fábrica se debe tanto al mayor adelanto de las obras en esta zona, o a las condiciones topográficas derivadas de la fosa tectónica, caracterizadas por los espacios llanos y de escasa pendiente, como a la baja presión sobre el suelo que existió hasta época reciente como consecuencia de la concentración de la actividad minera en lugares muy determinados. La escasa presión sobre el suelo y la concentración de la actividad minera hicieron que las tipologías de alta densidad, que podían haber transformado los restos de la línea, tuvieron una localización muy concreta determinada bien por la proximidad de las explotaciones mineras (barriada de Carbayín en torno al Pozo Pumarabule, la de Tuilla entre los Pozos Mosquitera I y II o el barrio de empresa de Campiello, La Pedrera en las minas de Solvay en Lieres) o bien por la función administrativa y comercial de las capitales de concejo.


Túnel de la collada en la actualidad.
La excepcional calidad de las obras se debe al propósito de Felipe Valdés de crear un ferrocarril cuya sólida factura disminuyera los temidos costes de mantenimiento, que tantos gastos habían ocasionado a otras compañías ferrocarrileras, prestando además especial atención al cuidado de la canalización de las aguas. Por eso, las tajeas llegan a tener una altura que permite la entrada de una persona para realizar las labores de limpieza, con una sección embovedada en sillar labrado o de ladrillo macizo.
 
 
Túnel de la Collada: Parte del techo embovedada de ladrillo macizo, en la actualidad.
 
En ocasiones podían utilizarse, tal y como consta en los planos, tubos de fundición para ayudar a la mejor salida de las aguas bajo la trinchera, conservándose cerca de Lieres uno de los escasos ejemplos de esta modalidad en los túneles, esta preocupación se trasladaba a la apertura de pequeños huecos en forma de saetera que permitiesen la salida de las aguas hacia la desaguadero de los lados.
 
 
 
Túnel de la Collada: Apartadero en la actualidad, se ven todavía el trabajo de los punteros.
 
Para salvar pequeños valles o ríos se realizaron importantes obras de las que se ha podido documentar material gráfico de su construcción. Una de las más destacadas es el puente sobre el río Nora, en el tramo que partiendo de Lieres pasa por las antiguas instalaciones del Pozo Tartiere, cercano a uno de las pocos edificios del ferrocarril, destinado a los operarios de la línea.

En este tramo entre Lieres y la estación de La Collada, se conservan en buen estado dos ejemplos de túneles: por un lado, los excavados íntegramente en roca, de pequeña longitud y sin ningún material de consolidación y, por otro, los de mayores dimensiones y longitud, parcialmente excavados en roca pero con cubrimiento de piedra o ladrillo y portadas de sillar.

Del primer tipo, es el túnel de Aveno, en las cercanías de Vega de Poja. Allí, la consistencia de la roca y la escasa extensión del túnel aconsejó la apertura de un paso simple en el roquedo.
 

Túnel de Aveno en la actualidad.
 
Del segundo tipo, cuya distancia exigía técnicas de construcción más complejas, destaca el conocido bajo el nombre de Castiello o de Careses, entre Sariego y La Collada. La utilización del mismo para el paso de la traída de aguas de Cadasa, no implicó su inutilización y salvo un derrumbe a pocos metros de la entrada es posible su tránsito. En su magnífico interior se pueden observar los cuidados detalles en el tratamiento de las hendeduras para el agua en los muros, en los apartaderos para el personal y en el revestimiento de piedra y ladrillo. Parece ser que fueron los Hermanos Felgueroso los encargados de realizar, bajo contrata, la construcción de este túnel, contándose que fue en este punto donde, observando que las calizas atravesadas pertenecían al carbonífero, fueron definiendo el emplazamiento más adecuado para un pozo minero que acabarían realizando en La Camocha.
 
 



 
 
 
 
 
 


 

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