Paralización de las obras
Posibles errores en la planificación de las obras y la
dificultad de encontrar financiación para las mismas dieron paso rápidamente a
la aparición de graves problemas para la ejecución del proyecto.
El 27 de febrero de 1910, uno de los contratistas, presentó
una demanda judicial, demanda contra la compañía por el impago de varios
conceptos relacionados con la ejecución de las obras. El 17 de mayo de 1910,
otro contratista, interpuso otra demanda por el mismo motivo.
Para hacer frente a la deuda contraída, reflejada en sendas
demandas, a la compañía le fueron embargadas tres locomotoras, carriles,
traviesas y diverso mobiliario de las oficinas de Lamasanti y Sariego. Más
tarde, los edificios destinados a las estaciones de Lieres y La Collada
(Siero), fueron adquiridos por vecinos con los que la compañía había contraído
deudas.
La situación de la compañía continuó deteriorándose entre
demandas, embargos y litigios hasta que una Real Orden el 21 de septiembre de
1916 declaró en quiebra a la sociedad. El 22 de junio de 1922, otra Real Orden
declaró caducadas las concesiones realizadas en 1892 y 1901, respectivamente.
Durante los años siguientes, se realizaron diversos
intentos de relanzar el proyecto, especialmente por parte de los ayuntamientos
afectados. Sin embargo, las obras nunca se retomaron.
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